En el mes de marzo el mundo se paraliza con algo desconocido hasta el momento. Una pandemia que ha afectado en mayor o menor medida a todos y todas, el COV-19. En especial las personas con diversidad funcional han sido un colectivo vulnerable ante la situación, ya que debido a los problemas de salud añadidos que padecen muchas personas con discapacidad, el nivel de protección que deben de asumir, es mayor quizás si cabe que el de cualquiera.
La Asociación Comarcal de Integración social ha acompañado en todo este proceso a 40 personas con discapacidad adultas, poniendo a funcionar proyectos que han hecho más llevadero tanto el proceso de confinamiento como la vuelta a la normalidad. Inicialmente y gracias al apoyo de la Fundación Caja Canarias se adquirieron 19tablets para poder mantener conectados/as a los participantes a través de sesiones de ZOOM, fomentando las interrelaciones personales, creando espacios de encuentro y evitando el aislamiento social.
Posteriormente la Asociación ha ido incorporando las sesiones presenciales a la rutina, lo que ha requerido de una inversión mayor en los elementos de protección, tanto para los participantes de las actividades como para los profesionales que las ejecutan. Esto ha supuesto un elevado coste, mascarillas, pantallas, o gel hidroalcohólico, son algunos de los productos que la Asociación ha adquirido en los últimos meses.
Esta entidad tiene ámbito Comarcal y sus ingresos provienen principalmente de la cuota de los socios o de las subvenciones obtenidas de administraciones públicas o entidades colaboradoras, siendo un sobrecoste enorme adquirir todas las medidas necesarias de protección para continuar con los proyectos presenciales.